LA JUSTICIA BELGA CIERRA OFICIALMENTE EL PROCESO CONTRA PUIGDEMONT Y LOS EXCONSEJEROS.

El expresidente catalán, Carles Puigdemont, durante una manifestación en Bruselas

La justicia belga cierra oficialmente el proceso contra Puigdemont y los exconsejeros.

Durante el breve trámite no ha sido necesaria la presencia de los exmiembros del Govern.

La justicia belga ha cerrado este jueves oficialmente el proceso judicial abierto contra el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y los exconsejeros Antonio Comín, Lluís Puig, Meritxell Serret y Clara Ponsatí. La medida, adelantada por fuentes de la defensa, llega nueve días después de que el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, anunciara la retirada de la euroorden emitida por la magistrada de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, el pasado 3 de noviembre. La fiscalía de Bruselas ha dado carpetazo al caso declarándolo "no procedente", en un trámite que ha durado solo unos minutos y en el que no ha sido necesaria la presencia de los antiguos miembros del Govern, solo la de sus abogados.

La retirada de la euroorden y el cierre definitivo del proceso supone también que las medidas cautelares impuestas por la justicia belga han quedado formalmente sin validez. Puigdemont y los exconsejeros no podían abandonar Bélgica, tenían que comunicar una dirección fija y su agenda del día, y debían presentarse ante las autoridades cuando les fuera requerido.

Todo eso ha quedado atrás, aunque la defensa de los políticos catalanes mantiene la cautela sobre la posibilidad de abandonar Bélgica: el abogado Paul Bekaert señaló, en entrevista con este diario, que en caso de desplazamiento a otro país menos favorable a sus intereses judiciales que Bélgica, cabe la posibilidad de que España emita una nueva euroorden: "Si el señor Puigdemont viaja a otro país europeo puede haber problemas. No existe la misma certitud judicial. Cada país tiene leyes penales y jurisprudencias diferentes". Las fuerzas de seguridad han extremado los controles en la frontera con Francia ante una posible aparición estelar de Carles Puigdemont en plena campaña electoral, y la colaboración con el país vecino en caso de que el expresidente pisara territorio francés parece garantizada.

El fin del caso supone también un pequeño alivio para el Gobierno belga. La llegada de los antiguos representantes de la Generalitat ha provocado un conato de crisis política interna y roces diplomáticos con el Gobierno español. Dado que la justicia no deberá pronunciarse, se evita así un nuevo choque derivado de la decisión judicial.

QUE SE QUEDEN ALLI CON SUS AMIGOS LOS BELGAS Y QUE NO VUELVAN POR ESPAÑA MÁS ,EN CUANTO A LOS BELGAS, NO NECESITAMOS ENEMIGOS TENIÉNDOLOS A ELLOS COMO AMIGOS.