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martes, 30 de mayo de 2017

LAS EMPRESAS SE LUCRAN DE LOS BAJOS SALARIOS.

Al la izquierda, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, conversa con el gobernador del Banco de España, Luis Linde

Al la izquierda, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, conversa con el gobernador del Banco de España, Luis Linde

El Banco de España alerta de que los beneficios empresariales crecen más que los salarios.


El organismo pide que las alzas del petróleo no se trasladen a los márgenes y los sueldos para preservar la competitividad.

El organismo considera un reto evitar que la subida de los precios del petróleo se traslade a precios y salarios. A juicio de la entidad, este repunte del barril de crudo tan solo reviste un carácter "transitorio" que remitirá. Pero una subida injustificada de sueldos y márgenes puede acabar mermando la competitividad y el comercio exterior, necesarios para mantener el empleo y seguir recortando la "excesiva" dependencia de la financiación foránea. Todavía no se han percibido estos efectos sobre las remuneraciones de los asalariados. Como señala el Banco, los nuevos trabajadores contratados cobran un salario medio inferior al de los ya empleados. El elevado desempleo presiona todavía a la baja sobre las retribuciones. Pero, por el contrario, sí que se detecta "el dinamismo que siguieron mostrando las rentas de las sociedades no financieras, apoyadas en el notable crecimiento del excedente bruto de explotación, a su vez relacionado con la moderación de los gastos de personal, el reducido nivel del precio del petróleo y la disminución de los gastos financieros", según se plasma en el documento elaborado por el servicio de estudios.
El Banco de España prevé unas perspectivas favorables para la economía española, en parte empujadas por las reformas y la corrección de desequilibrios como las ganancias de competitividad y la reducción de deuda privada. No obstante, apunta que buena parte del extraordinario crecimiento registrado obedece a elementos coyunturales como el precio del petróleo, los bajos tipos de interés o una política fiscal relajada. "El impacto de estos factores transitorios habría sido mayor en España que en el conjunto del área del euro", indica. Según los propios cálculos del supervisor, dos tercios del crecimiento mayor de lo esperado se deben a esos factores temporales que pueden agotarse y que, por lo tanto, podrían convertirse en riesgos que "interactúen" con las "fragilidades" que aún persisten en la economía española. Es decir, la entidad sostiene que el crecimiento económico continuará, pero que este se irá ralentizando conforme se vayan disipando los vientos de cola.
Y uno de esos riesgos que antes eran vientos de cola es el precio del petróleo. Dada la elevada dependencia de esta materia prima, su encarecimiento podría socavar las rentas y, a la postre, el consumo. Pero sobre todo podría animar a los agentes económicos a subir precios y salarios. Hay que "asegurar que las consecuencias de la subida de precios sean efectivamente temporales y comporten el menor impacto contractivo posible sobre la actividad y el empleo", señala el documento de uno u otro modo en diversas ocasiones. Al Banco de España le preocupa mucho que unos incrementos pasajeros de precios debido al petróleo acaben perjudicando la competitividad y, en consecuencia, los motores de la recuperación. 

Otro de esos riesgos manifestados en el informe es un entorno internacional plagado de incertidumbres que también podría terminar dañando al sector exterior. El excesivo endeudamiento chino, las consecuencias de un impulso fiscal en Estados Unidos, el Brexit o el auge del proteccionismo podrían afectar a las exportaciones españolas.
Además, el Banco de España advierte de que "el elevado endeudamiento de la economía española supone una vulnerabilidad ante eventuales aumentos adicionales de los tipos de interés". Los tipos solo pueden ir hacia arriba. Y la deuda pública ronda el 100% del PIB. "Esta situación subraya la necesidad de trazar un plan de consolidación presupuestaria a medio plazo, en un contexto en el que en 2016, por segundo año consecutivo, la política fiscal adoptó un sesgo expansivo", recalca el texto.
A pesar de la reducción de deuda en el sector privado, el informe resalta que los niveles de endeudamiento en relación con la renta siguen siendo muy elevados. Sectores ligados a la construcción y el inmobiliario, pequeñas empresas y familias con rentas bajas aún dedican una proporción muy alta de sus ingresos a devolver deudas. Y de igual modo que los bajos tipos han impulsado las rentas, un aumento de los tipos "tendría un impacto contractivo sobre las rentas" de empresas, familias y Administraciones, subraya.
En el caso de hogares y compañías, el impacto de las alzas de tipos podría ser muy rápido por estar financiados con crédito a corto e hipotecas variables, que se renuevan cada poco tiempo. Sin embargo, estos grupos han recortado su endeudamiento y dependen más de los intereses a corto, que están directamente ligados a las decisiones del BCE. Y este mantiene su política monetaria extraordinariamente laxa. Por otra parte, la mejora de la remuneración de los depósitos aliviaría este golpe para las familias. Por grupos de edad, los hogares más jóvenes acusarían más una subida de tipos, lo que tendría un efecto mayor sobre la demanda interna porque presentan mayor propensión a consumir. En cambio, los pasivos del Estado permanecen en niveles muy altos y dependen más de los tipos a largo, que ya están subiendo. Aunque el impacto sea más gradual porque tiene la deuda a más largo plazo y esta tarde en renovarse, el efecto sobre las cuentas públicas será al final mucho mayor. De ahí que sea "prioritario retomar el proceso de consolidación fiscal", esgrime.
Por último, el supervisor identifica la baja rentabilidad de las entidades financieras como "un elemento de vulnerabilidad". En su opinión, la disminución de los activos morosos se ha visto mitigada por la caída de los márgenes de intermediación en un contexto de tipos bajos, a los que se ha unido un incremento de los costes legales. Ello "exige aumentos de la eficiencia a los que potencialmente podrían contribuir una cierta consolidación adicional dentro del sector y la exploración de fuentes alternativas de recursos", afirma. Justo el mismo mensaje que lanzó el presidente del BCE la semana pasada en la sede del Banco de España. 
Con la vista puesta en el largo plazo, la entidad considera que los principales factores que limitan el crecimiento son el desempleo estructural, el envejecimiento de la población y la baja productividad. Amplios colectivos sufren dificultades para beneficiarse de la recuperación y corren "el riesgo de verse desplazados del mercado de trabajo permanentemente". El envejecimiento reduce la población que está trabajando; tiene efectos negativos sobre la productividad y entraña un reto para el sistema de pensiones. A falta de nuevas fuentes de ingresos para la Seguridad Social, las reformas aprobadas harán que en el futuro se produzca "una reducción de la pensión media sobre el salario medio", sostiene. La excesiva dualidad entre trabajadores indefinidos y temporales, la escasa formación, el pequeño tamaño medio de las empresas y la ausencia de competencia lastran la productividad de la economía española y, en definitiva, la capacidad para crecer más en un horizonte menos inmediato.
ESO ME PARECE QUE  LO SABE TODO EL MUNDO LAS EMPRESAS NO HAN DEJADO DE GANAR DINERO SOBRE TODO LOS LOBIES Y GRANDES EMPRESAS,PARA RETOMAR EL BUEN CAMINO HAY QUE LEGISLAR.

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