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lunes, 22 de mayo de 2017

BRUSELAS REPROCHA A ESPAÑA LA CORRUPCIÓN Y LA ENEFICIENCIA EN EL GASTO.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici

Bruselas reprocha a España la corrupción y la ineficiencia del gasto.


Bruselas reclama más ajustes para 2018, exige una vuelta de tuerca a la reforma laboral y critica las políticas sociales del Gobierno

Bruselas reclama más ajustes para 2018. Exige una vuelta de tuerca a la reforma laboral que reduzca las indemnizaciones por despido para los contratos fijos. Asegura que tanto la recuperación como las cuentas públicas están sujetas a grandes riesgos. Y critica —con inusitada dureza— las políticas sociales del Gobierno. Pero en las recomendaciones específicas para España, publicadas hoy, hay una novedad de calado respecto a las de los últimos años, que solo tiene que ver indirectamente con la economía: la corrupción. Bruselas ve con preocupación el reguero de casos de corrupción que afectan sobre todo a comunidades autónomas y ayuntamientos. Y da un severo toque de atención por "la falta de estrategias de prevención para mitigar los casos de corrupción", que en las últimas semanas se han sucedido con varios casos relacionados con el PP.
La economía española crece cerca del 3%, pero la resaca de la crisis sigue ahí. En los altos niveles de deuda, en las elevadas tasas de desempleo, en los riesgos de pobreza y exclusión social. Pero también en otros asuntos, como los casos de corrupción asociados con los años de la burbuja española, que al explotar se llevó por delante la mitad del sector financiero pero ha dejado al descubierto también una situación alarmante relativa a la carcoma de la corrupción, cuyos niveles quedan muy por encima de los estándares europeos. Apenas hay recomendaciones parecidas para otros países, centradas en la corrupción. En el caso español, Bruselas subraya que España ha hecho algunos progresos, pero alerta de que la situación sigue siendo deficiente. Además de la falta de prevención, la Comisión subraya que España no ha desarrollado su normativa para proteger los soplos (sí la hay en otros grandes países, y en Bruselas), y critica la discutible independencia de la recientemente creada Oficina de Conflictos de Interés, así como las reglas para los lobistas.
Y lo que es más grave: Bruselas mete el dedo en la llaga con las nuevas leyes aprobadas por el Gobierno de Mariano Rajoy para limitar en el tiempo las investigaciones y reducir retrasos en los procedimientos criminales. "Esa medida puede provocar impunidad en casos complejos de corrupción", al dar un tiempo suficiente para construir casos suficientemente sólidos. Bruselas, en fin, cree que la ley de Rajoy puede conseguir lo contrario de lo que en teoría persigue: derivar en una mayor impunidad de los corruptos.
El resto de medidas de las recomendaciones son poco más o menos lo de siempre. En lo relativo al mercado laboral, Bruselas reclama una vuelta de tuerca a la última reforma, que reduzca las indemnizaciones por despido, y critica la incertidumbre judicial relacionada con los despidos de trabajadores con contratos fijos. La Comisión aplaude las reformas laborales españolas, pero destaca que la elevada temporalidad del mercado de trabajo español persiste y provoca una baja productividad y elevados riesgos de pobreza. Y el reguero de críticas en ese asunto es formidable: Bruselas critica la descoordinación de los servicios de empleo y sociales de las comunidades autónomas, y reclama un aumento de las medidas sociales de apoyo a las familias, en especial para garantizar el acceso al cuidado de niños.
En cuanto a las cuentas públicas, Bruselas aplaude la recuperación y la reducción prevista del déficit en 2017 y 2018, aunque subraya que el Gobierno se queda corto en el recorte del déficit estructural (esto es, sin tener en cuenta la recuperación cíclica de la economía) y conmina a España a hacer nuevos ajustes en 2018. España se ve fuera de peligro: el ministro de Economía, Luis de Guindos, lleva semanas declarando que lo fundamental es que España bajará del listón del 3% del déficit en 2018. Eso le dejaría fuera del brazo correctivo del Pacto de Estabilidad. Traducción bíblica: a Bruselas le será mucho más complicado imponer la tijera.
La Comisión identifica 11 áreas de 28 posibles en las que España debe mejorar en el próximo año y medio, pero la lista de recomendaciones es en 2017 más reducida que en años anteriores. Bruselas, en fin, cree que España ha hecho reformas. Subraya que tras el aumento del empleo y la recuperación hay que buscar en particular la reforma laboral. Y el comisario de Asuntos Económicos, el socialista francés Pierre Moscovici, incluso se ha permitido hoy un mensaje ante la posible deriva a la izquierda del PSOE con Pedro Sánchez: "Hay todo un espacio nacional para la toma de decisiones que no compete [a las instituciones europeas], pero sería ilusorio pensar que disparar masivamente el déficit permitirá bajar el paro. Al contrario, volvería a provocar desequilibrios". Bruselas se agarra al mantra de las reformas. Ha sido durante toda la crisis. Y ese mensaje es muy parecido al que la Comisión ha dado una y otra vez a Portugal, que con un Gobierno muy escorado hacia la izquierda ha combinado ajuste con políticas más keynesianas, para desespero de la Comisión, y está saliendo reforzado de la crisis.
TENIA QUE EXIGIR EN LUGAR DE REPROCHAR NO LE VEO QUE LA CORRUPCIÓN SE CORRIJA, CADA VEZ SALE MÁS Y LO QUEDA POR SALIR.

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